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lunes, 30 de julio de 2012

El Cultivo de la Sandia

 CULTIVO DE LA SANDIA

Disfrútala en tu propia casa

 sandia















Las frutas estivales destacan por ser frescas y deliciosas. Sin duda, entre las reinas del verano está la sandía, un alimento exquisito en esta época del año. ¿Sabías que sembrar esta fruta es una tarea muy sencilla? Sólo necesitas un pequeño terreno y aprender a cuidarla como se debe.

La sandía es una planta de secano. Su origen lo encontramos en las áridas tierras de África, de hecho, los egipcios fueron ávidos consumidores de esta fruta. Desde el valle del Nilo viajaría a China y Europa, donde sería muy apreciada, especialmente por los comerciantes, que encontraban en ella un sustento refrescante para los largos días de viaje.

En el Viejo Continente, la sandía comenzó a cultivarse fundamentalmente en la cuenca del Mediterráneo. Aunque se cree que durante la Baja Edad Media se extendería su consumo por toda Europa y que los conquistadores la llevarían a Las Indias, algunos expertos coinciden en afirmar que el verdadero origen de la sandía está en América y que fueron los franceses los que la descubrieron en las tierras fértiles del Mississippi.

Las distintas variedades de sandía

Lo que sí se sabe a ciencia cierta es que existen numerosos tipos de sandías, muchos más que las tradicionales sandías de color verde oscuro y pulpa roja, o las de piel rallada. Hoy en día, gracias a la investigación de agricultores y productores, podemos encontrar en el mercado muchas variedades: alargadas, redondas, jaspeadas, lisas, de pulpa roja, anaranjada o amarilla, incluso cuadradas. El gusto del consumidor es el que tiene que elegir en estos casos.

sandia   sandia

Para muchos, las semillas de la sandía son una incómoda molestia a la hora de degustar esta fruta. Los avances científicos permiten hoy encontrar en la frutería sandías sin pepitas, donde toda la pulpa se aprovecha y no hay problemas a la hora de masticarla. A pesar de esta ventaja, las sandías sin semillas no acaban de cuajar en el mercado, porque a la mayoría de los consumidores les resulta extraño comerla sin el ritual de quitar las pepitas de la pulpa.

Cultivo y recolección de la sandía

La mejor forma de sembrar es en las tradicionales hileras y usando las semillas que podemos encontrar dentro de la pulpa de la sandía. Dejaremos espacio suficiente entre plantas, y en cada golpe, introduciremos unas seis semillas. En zonas cálidas, la mejor época de siembra es en noviembre.
Los climas templados, ligeramente calurosos, son los mejores para el desarrollo de la sandía, que germina en una semana perfectamente con 25º C de temperatura. El desarrollo de la planta será bueno si hace calor, aunque la floración requiere temperaturas más frescas que no superen los 20º C. Una humedad del 60% es óptima para estas plantas.

sandía   sandia

La cosecha de la sandía es manual. Sabremos que una sandía está madura para ser recolectada si la piel brilla y si la parte que se posa sobre la tierra adquiere un tono amarillento y consistencia dura. Otro truco infalible es golpear la corteza con la mano: si la fruta está madura, la corteza vibra. Si la sandía cumple estos requisitos, coséchala por la mañana y córtala a 3 cm. de distancia del pedúnculo.

Suelos y abono para la sandía

Esta planta se desarrolla adecuadamente en suelos fértiles y profundos, mejor si son levemente ácidos. Normalmente la sandía tiene dificultad para crecer en suelos arcillosos y alcalinos.
A la hora de aplicar fertilizantes, es mejor recurrir a productos que no incrementen el pH del suelo y, a ser posible que sea abono de fondo, para que la planta se vaya dosificando poco a poco los nutrientes que necesita. Comúnmente, estas plantas necesitan potasio en abundancia, más que nitrógeno.

La sandía puede verse seriamente perjudicada por un exceso de agua. La escasa floración, una producción escasa y un desarrollo vegetativo exagerado suelen ser síntomas de algunas carencias o excesos en su cultivo.

Consumo de sandía

El 93% de la sandía está compuesta de agua, de ahí que sea una de las frutas de verano más conocidas y más consumidas. Sus propiedades refrescantes hacen de ella un producto ideal para el calor. Además, tiene vitaminas y antioxidantes, es nutritiva y su aporte calórico es mínimo, por lo que se la considera un aliado importante en las dietas de adelgazamiento.

sábado, 18 de febrero de 2012

Cómo cultivar tomates

Plántalos en casa

Autor: Eva Fernández Gil

tomate

La primavera se acerca y, si queremos disfrutar de ricos tomates este verano, es el momento de ponernos a trabajar.  No solo es una hortaliza  muy saludable repleta de vitaminas y minerales, sino que además, su cultivo es muy  sencillo y cómodo. Por eso, si estáis pensando en cultivar el tomate en casa, tomad nota de los siguientes pasos.

¿Qué necesitamos?

Semillas: Lo primero que tenemos que hacer es conseguir  las semillas del tomate.  En casa, seleccionamos los tomates más maduros, los partimos por la mitad y sacamos el jugo con las semillas a un vaso. Lo mantendremos tres días para que fermente y poder proceder a su lavado. Los tres días posteriores  serán para su secado. Si no queréis obtenerlos vosotros mismos, recordad que también podéis comprarlas.

Tierra. La podemos mezclar con moho, estiércol o fertilizantes ó directamente, comprar sacos de tierra que portan sustratos especiales.
                                                                   tierra

Maceta: necesitamos un recipiente como una maceta, contenedor o bandeja.  Es aconsejable que sea de unos 50 cm de profundidad  y de diámetro y con agujeros en la base. Es recomendable que la maceta para cultivar sea de plástico.

¿Cuándo  y dónde cultivarlo?

Dependiendo de la cuidad en la que nos encontremos, los meses para la siembra variarán. En España, finales de febrero y principios de marzo es la época idónea para iniciar la siembra.

tomates

Si vivís en ciudades muy frías, esperad un poco más. Pero, si por el contrario vuestra cuidad es de clima cálido y falta poco para la primavera, adelante. Ya es el momento para sembrar y poder realizar después, su trasplante.
El tomate se puede cultivar desde febrero hasta junio, así que  ya podemos empezar a preparar el contenedor. No podemos olvidar que hay que plantar las semillas unos dos meses antes de trasplantarla, que se hará con temperaturas más elevadas.

El tomate puede ser cultivado en muchos tipos de tierra, pero será mejor que sea tierra fértil y seca. El pH recomendado gira en torno a 6. Asimismo, podemos mejorarla con materiales orgánicos como el estiércol. Si la tierra es arenosa podemos utilizar también fertilizantes.

La ubicación será esencial para su crecimiento por lo que debemos asegurarnos de que el lugar es cálido y le da la luz.

¿Cómo cultivarlo?

Lo primero es preparar la maceta. En esta tenemos que  echar la tierra con un sustrato de calidad hasta la mitad. Añadimos un poco de agua y esparcimos las semillas separadas entre. Después, rellenamos la maceta con la tierra restante que puede mezclarse con  fertilizantes.

macetas

Las semillas tendrán que estar a 1cm aproximadamente de profundidad y podéis cubrir la jardinera con un plástico, pero siempre manteniendo la ventilación y sin tocar el sustrato.

Para que crezcan con fuerza, la expondremos al sol directo por lo menos medio día (mínimo 6 horas) y controlaremos su riego.

Cuando nuestra planta llegue a los 15 cm de altura aproximadamente y deje ver sus primeras hojas, significa que es el momento de trasplantarla a su lugar definitivo.

Cuidados

tomatera
Los cuidados de esta planta son mínimos. Solo bastará con saber que requiere una gran cantidad de agua y un clima cálido.

- Necesita un clima caliente. Su temperatura ideal es de 20 °C, aunque con 15 °C ya puede crecer.

- El riego es fundamental. Necesita mucha agua, así que lo haremos una vez al día.

- Al sustrato lo podemos enriquecer con compost.

- Un buen drenaje es esencial  porque no podemos permitir que se encharque. La maceta debe tener un buen desagüe.